El alma máter de 'La hora chanante' y 'Muchachada Nui' materializa su salto de 'La 2' al canal de 'Antena 3 Neox' y lo hace presentándose con 'Museo Coconut'
El alma máter de La hora chanante y Muchachada Nui está a punto de emprender una doble aventura. Joaquín Reyes (Albacete, 1974) y su equipo materializan su salto de La 2 al canal de Antena 3 Neox y lo hacen presentándose con Museo Coconut. Está previsto que las disparatadas aventuras en un museo de arte contemporáneo arranquen la primera semana de noviembre. Con toda la temporada grabada, Reyes confiesa satisfecho que ya tiene la mente en una segunda tanda de capítulos.
¿Cómo definiría el producto con el que prueban suerte en Neox?
Museo Coconut es una comedia de situación, con personajes y tramas. Aplicamos el formato clásico: 25 minutos por capítulo, grabación con público. Es muy distinto de todo lo que hemos hecho hasta el momento. Primero, lo hemos notado a la hora de escribir porque hemos tenido que renunciar a alguna fórmula absurda de las nuestras. También hay diferencias en la forma de producir y grabar porque, al trabajar con público, hay que respetar el orden cronológico del capítulo y hacer la menor cantidad posible de cortes. En todo caso, estamos muy contentos ya que hemos conseguido hacer la primera temporada en el tiempo previsto. Son trece capítulos y sólo los tres primeros los grabamos sin público.
¿Y cómo fue cuando tuvieron en directo a un grupo de personas al que entretener?
En vista de su reacción, creo que ha quedado gracioso y que se entiende. Como actor hay que estar más concentrado, más pendiente de la secuencia. Sin perder la perspectiva de que estás haciendo televisión, tienes la emoción de actuar delante de la gente.
Por lo que cuenta, han seguido el estándar de la "sitcom". ¿Se han inspirado en alguna en particular?
En el equipo, todos pertenecemos a una generación que ha crecido con las comedias de situación y siempre nos han gustado mucho, desde Cheers o El show de Bill Cosby hasta Las chicas de oro. Sin embargo, cuando planteamos Coconut teníamos en mente otras como Big bang theory y Los informáticos.
¿Qué tiene Museo Coconut en común con ellas? Como en esas series, los personajes son, digamos, excéntricos. En definitiva, nuestra serie no será precisamente costumbrista.
¿Por qué situaron la acción en un museo? Estudiamos Bellas Artes y creemos que es un mundo que se presta a bromear con él. Era un marco que podía dar juego.
Han ido pasando de un canal minoritario a otro: de Paramount Comedy a La 2, y ahora a Neox.
Los pasos que hemos dado son conscientes. Nuestra temática, nuestros referentes expresan con claridad que no hacemos un humor mayoritario y no queremos hacer concesiones, por eso estamos donde estamos.
Entonces no hay presión con las audiencias. Procuramos no despertar falsas expectativas: gustamos a mucha gente, pero tenemos claro que no vamos a hacer ni un 15% ni un 20% de cuota de pantalla.
Pero ¿se han vuelto más convencionales?
La comedia de situación es un formato más convencional. Pero no es cuestión de línea editorial, sino de formato. Hacemos el humor que nos gusta y optar por una sitcom resultaba un paso natural, un paso adelante. Nos apetecía hacer ficción de este tipo. De todas formas, los sketches nos encantan y probablemente volveremos a hacerlos.
¿Qué encontrarán sus seguidores en Museo?
Tontunas a tutiplén y diversión. Se lo van a pasar bien, porque nuestras chorradas siguen intactas.
Museo Coconut es una comedia de situación, con personajes y tramas. Aplicamos el formato clásico: 25 minutos por capítulo, grabación con público. Es muy distinto de todo lo que hemos hecho hasta el momento. Primero, lo hemos notado a la hora de escribir porque hemos tenido que renunciar a alguna fórmula absurda de las nuestras. También hay diferencias en la forma de producir y grabar porque, al trabajar con público, hay que respetar el orden cronológico del capítulo y hacer la menor cantidad posible de cortes. En todo caso, estamos muy contentos ya que hemos conseguido hacer la primera temporada en el tiempo previsto. Son trece capítulos y sólo los tres primeros los grabamos sin público.
¿Y cómo fue cuando tuvieron en directo a un grupo de personas al que entretener?
En vista de su reacción, creo que ha quedado gracioso y que se entiende. Como actor hay que estar más concentrado, más pendiente de la secuencia. Sin perder la perspectiva de que estás haciendo televisión, tienes la emoción de actuar delante de la gente.
Por lo que cuenta, han seguido el estándar de la "sitcom". ¿Se han inspirado en alguna en particular?
En el equipo, todos pertenecemos a una generación que ha crecido con las comedias de situación y siempre nos han gustado mucho, desde Cheers o El show de Bill Cosby hasta Las chicas de oro. Sin embargo, cuando planteamos Coconut teníamos en mente otras como Big bang theory y Los informáticos.
¿Qué tiene Museo Coconut en común con ellas? Como en esas series, los personajes son, digamos, excéntricos. En definitiva, nuestra serie no será precisamente costumbrista.
¿Por qué situaron la acción en un museo? Estudiamos Bellas Artes y creemos que es un mundo que se presta a bromear con él. Era un marco que podía dar juego.
Han ido pasando de un canal minoritario a otro: de Paramount Comedy a La 2, y ahora a Neox.
Los pasos que hemos dado son conscientes. Nuestra temática, nuestros referentes expresan con claridad que no hacemos un humor mayoritario y no queremos hacer concesiones, por eso estamos donde estamos.
Entonces no hay presión con las audiencias. Procuramos no despertar falsas expectativas: gustamos a mucha gente, pero tenemos claro que no vamos a hacer ni un 15% ni un 20% de cuota de pantalla.
Pero ¿se han vuelto más convencionales?
La comedia de situación es un formato más convencional. Pero no es cuestión de línea editorial, sino de formato. Hacemos el humor que nos gusta y optar por una sitcom resultaba un paso natural, un paso adelante. Nos apetecía hacer ficción de este tipo. De todas formas, los sketches nos encantan y probablemente volveremos a hacerlos.
¿Qué encontrarán sus seguidores en Museo?
Tontunas a tutiplén y diversión. Se lo van a pasar bien, porque nuestras chorradas siguen intactas.
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